Repasando los rostros de las compañeras y compañeros que me acompañan en la foto acuden montones de historias a mi memoria, son muchas y muchos los que ya se los llevo la parca, es fácil adivinarlo, ya eran mayores en aquellos días y han pasado casi 40 años, el tiempo solo nos hace perpetuos en algún retrato o en la memoria de los que van quedando, ahora se suma Internet para mantener el recuerdo, quizás dentro de cuarenta años mas alguien descubra esta foto y vea rasgos que le son conocidos.
Os cuento…
La señora del centro de la imagen, la tía Francisca, la que tiene el ramo de flores, era la encargada del almacén, le llego la jubilación y por eso el homenaje.
Una servidora era la mas pequeña del grupo, el chico que esta a mi lado es Ramón, Ramoncin en aquel tiempo, su tío era el “amo” y el gozaba del privilegio de no hacer nada mas que andar tonteando todo el día, a mi me gustaba, tampoco yo le era indiferente pero solo como entretenimiento, el tenia cotas mas altas, en el estatus social me refiero, lo tenia olvidado por completo, lo he recordé al ver la foto.
La tía Francisca me tenia aprecio, tenia una hija soltera que se puso en relaciones con un señoriíto venido de los madriles, algunos días se quedaba con ella en casa mientras la tía Francisca tenia que ir al almacén, entonces me llamaba y me decía que me fuese a su casa para hacerles compañía y que las malas tentaciones no les dejasen actuar. El madrileño era muy fino y culto, le daba lecciones de comportamiento a la novia y por supuesto tenia que hablar castellano que era la lengua oficial, me hacia una gracia tremenda escucharle como le explicaba la manera de tomar el café.
Con el tiempo se casaron y tuvieron tres hijas, Amparin, se llamaba como yo, murió muy joven.
El tío Ramón, el que esta vestido de mujer, su puesto de trabajo estaba en la carpintería haciendo las cajas que mas tarde llenaríamos de naranja camino de la exportación, sin duda era el alma mas dicharachera del grupo, no podías pasar por su lado sin que la sonrisa te acompañase, tenia una excelente esposa y a pesar del amor que sentían por los niños no pudieron tener ninguno.
La señora que esta sentada al lado del tío Ramón, Carmen la Andaluza, personaje de vodevil que andaba de boca en boca de las mujeres, y decían, que de mano en mano de hombres, como no lo vi, no puedo contar sus devaneos, lo que vi es que causaba envidia y celos, si os fijáis veréis su pose altanero, miraba de frente y su cabeza siempre estaba erguida, nunca se puso delantal como el resto de mujeres y siempre lucia su larga, negra y rizada melena con gesto orgulloso, en el trabajo no la amedrentaba nadie, era trabajadora como el que mas y cargaba con los pesados cajones de naranja, vivia junto con su marido y sus hijos en una de esas córralas que los avispados del pueblo construyeron para alojar a la inmigración en condiciones infrahumanas, ella puso su toque mágico y convirtió su pequeño espacio en un trozo de pared blanca salpicada de geranios cual patio andaluz .
Detrás de cada rostro una sencilla historia que proporcionaría tema para muchos posts, pero el motivo de esta segunda parte no es otro que desvelaros en que lugar me encontraba ese lejano día, mi historia ya os la he ido contando desde que abrí este blog