
Si dejo vagar mi memoria levemente por el tiempo me veo una niña inquieta que siempre estaba llena de preguntas, la juventud se me paso volando y quedaron miles de cosas pendientes, en la madurez el tiempo escaseaba, al día le faltaban horas, pero cuando mis hijas tomaron las riendas de sus vidas, empecé a encontrarme sola.
En aquellos días el viejo ordenador que habían dejado en casa tomo forma delante de mis ojos, siempre me han gustado los juegos y este fue el primer paso que me adentro en el mundo de buscar compañía que compartiese mi modo de pensar, mi manera de ver la vida.
He conocido “personas” maravillosas que me han dado mucho, también he dejado en el apartado de no admitidos otras tantas, pero de amores se trata lo que comentábamos esta mañana Vi y yo y de ellos quiero contar….
Tres, han sido tres los amores, pero hoy solo hablare del primero.
Solía jugar en una sala de cartas, gratuita, por supuesto, los que lo hayan practicado saben que tiene una pequeña ventana de Chat donde puedes intercambiar comentarios.
Ni que decir de las mentiras que se cuentan, es un rato que pasas y después se acaba sin volver a “ver” al contrincante.
Con el que pasaría a ser mi primer amor virtual coincidí varias veces en la misma mesa y terminamos por buscarnos cada día para más que jugar entablar conversación.
Era mexicano, un señor de 65 años, culto, educado y con millones de palabras que me trasportaron al pasado y a soñar, abandonamos la sala de juego y nos aproximamos un poquito mas por el Messenger, sentía que me enamoraba, que un lazo muy fuerte me sujetaba al ordenador todos los días, se que el sentía lo mismo, escuche de su boca decirme que me amaba.
Falleció, se murió el día 24 de octubre de hace tres años, el día que dejo de aparecer en mi pantalla no podía creer que me había abandonado, indague, tenia el numero de teléfono de su trabajo y le pregunte a su secretaria por el, - el licenciado esta hospitalizado- me dijo con esa dulzura de voz que los caracteriza, había dejado recado de que me atendiese, llame a diario durante días hasta escuchar la noticia de su muerte, yo también me sentí morir, me costo superar su perdida, me sentaba delante del ordenador y no sabia que hacer, solo contemplaba su nombre, un día también desapareció.
Ahora pienso en todo aquello y se que no es amor lo que se genera, es solo una ilusión a la que nos aferramos para paliar la soledad.