¡TONTO TU! esta era su frase cuando alguien le insultaba llamando lo tonto
Raimundo es de mi edad, llegaron desde Extremadura y se instalaron en la córrala, la gente era solidaria y cuando llegaba alguien que aun estaba mas necesitado que los ya situados, se les ayudaba, ropa, algún mueble o comida mientras llegaba el primer jornal.
Poco a poco y como la mayoría de los que llegaban pudieron mudarse de la córrala a una casa, al tiempo murió el padre y sobre las espaldas de la pobre mujer quedo la carga de Raimundo y su hermano.
Raimundo adoraba a su madre, cuando le preguntabas por ella los ojillos le brillaban y un hilillo de baba le caía de su boca. Lloro, lloro con desconsuelo cuando lo abandono, parecía un alma en pena.
- mi mama… mi mama ha muerto- (no es mi acostumbrado error ortográfico, era su modo de pronunciarlo)
Su hermano se hizo cargo de el y la vida siguió su ritmo, ayudaba a la gente del mercado a descargar las cajas de la verdura y se aficiono a la cerveza, muchos mal nacidos lo invitaban por el simple placer de ver como se bebía un tercio tras otro sin respirar y reírse de el cuando daba tumbos.
Fumaba en pipa o puros y siempre llevaba la bolsa en la mano con la picadura del tabaco.
El tiempo fue pasando y Raimundo se fue deteriorando, su hermano lo tenia abandonado y dormía en cualquier rincón del pueblo o muchas veces en el reten de la policía donde estos le daban refugio.
Se requirió muchas veces la acción de los servicios sociales para que lo atendiesen, su hermano tenia la custodia y era difícil quitársela y poder ingresarlo en un centro.
Ayer lo vi, lo trajeron al acto deportivo que organiza ALDIS cada año.
-deja que te haga una foto Raimundo- orgulloso, poso para mi cámara