Semidormido y exhausto, Abdou piensa en
la casa que preparara para su amada. Una casita situada en un lugar soleado
desde donde se divise el bosque, un jardín en el que habrá un pequeño huerto
donde cultivaran hortalizas, un cerezo que florecerá cada primavera y un poco
más tarde, con el tiempo, un niño y una niña que llenaran de voces la casa y le
despertaran cada mañana.
Un golpe, un ruido
extraño, lo trae a la realidad, no estaba dormido, sus piernas apenas se
mueven, no las siente, el frío las ha entumecido, intenta bracear, mantenerse a
flote….otro golpe… esta vez más cerca.
A Abdou le parece ver unas siluetas en el horizonte, piensa que vienen en su ayuda y como puede sin apenas fuerzas alza los brazos para hacerse ver…más golpes, impactos que resuenan en sus oídos como ecos de días anteriores que ya creía superados.
A Abdou le parece ver unas siluetas en el horizonte, piensa que vienen en su ayuda y como puede sin apenas fuerzas alza los brazos para hacerse ver…más golpes, impactos que resuenan en sus oídos como ecos de días anteriores que ya creía superados.
Los sencillos sueños de
Abdou quedan navegando en las frías aguas del mar arrebatados por las
crueles garras de un mundo sin justicia.... Nuestro mundo
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